Extracto de confesión

Amparándose en el secreto de confesión que obviamente no respeto pues soy un padre peronista, la Martita vino al fondo...

Perdóneme, Padre, porque he pecado.

Sí, hija, pero es tu laburo.

No, Padre pól; he pecado de hurto.

Sí, hija, mientras antes te haigas lavado el hurto con que pecaste...

No, padre, no comprende. El otro día se me quedó un billete entre los pliegues eróticos de mi cuerpo virginal, y me olvidé de rendírselo al Caído, Padre. Por eso temo.

Temes? Que temes, Martita, hija mía?

Temo que se haya enojado y se haya ido, presa de su ira. Temo que nos haya abandonado a nuestra suerte, padre. Temo que haya escapado hacia la nada montado en los lomos del muchacho guitarrero que viene siempre, ese que no nos deja fumar.

Mmmm, no creo que sea pa' tanto, Martita, no creo... Igual, como penitencia rece siete anamarías piccio, cuatro donpedros y tres escolásticas, y haga mate.

Gracias, Padre. Qué haríamos sin usted.

Ustedes no sé, pero habría menos monaguillos en el barrio... Ahora vaya, vaya con la Roli, vaya. Acuérdese que hoy tiene franco la Firulai y ya se llena de clientes el local, vaya...

Gracias Padre. Usté sí que tiene la bendición del poteitou.

Y no se imagina de la bataitau. Ahora vaya, y al salir llame por favor al ricardito. Gracias. Amén, Amén Chuquesada.

Y por el Caído no se preocupe, ya alguien nos dirá de su paradero....